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Más confort para los refugiados

Hace dos semanas, le deseé a todo el mundo felicidad y salud, pero las simples palabras no bastan. Por eso, me alegra que hayamos pasado a la acción. Les repartí las botas a los refugiados personalmente. Su sonrisa y su gratitud me han conmovido enormemente. Me consuela un poco saber que ahora, por lo menos, van a tener los pies secos y calientes.

Georges Vanderbeke, segunda generación de Bekina